martes, 9 de diciembre de 2014

Conociendo La Comunidad De la Parroquia


El origen de la Parroquia Juan Rodríguez Suárez se remonta a los años de la conquista, donde Rodríguez Suárez realizó expediciones a través de varios pueblos indígenas como los Táchira, la Grita, Bailadores, Estanques, Lagunillas (primera Mérida) hasta detenerse en la Parroquia Santiago de La Punta (Segunda Mérida). Éste lugar fue escogido por las condiciones climáticas y topográficas óptimas en el que abundaban ríos y manantiales, además hubo otra razón como fue la posición estratégica del lugar para beneficio de los españoles, ese lugar era llamado “Ranchería Vieja” unos bohíos de indios que allí poblaban y desarrollaban su actividad económica, que era la agricultura. Esta fue una de las causas más justificadas, para que en 1558 Juan Rodríguez Suárez procediera a mudar la primera Mérida hasta estas tierras.

No obstante, y debido a que Juan Rodríguez Suárez no estaba autorizado o facultado para fundar pueblos o ciudades, Juan Maldonado procede a su persecución y decide mudar el pueblo recién fundado al sitio que hoy ocupa la ciudad de Mérida. Sin embargo, se debe recalcar que la población de La Punta no desapareció con el traslado, sino, por el contrario con las condiciones antes descritas los españoles vieron la posibilidad de tomar dichas tierras en nombre de su majestad el Rey de España, y repartirlas entre quienes integraban el grupo de conquista.

Ahora bien, los referidos autores señalan que la población conocida políticamente como La Punta, debe su nombre a que su extremo termina en “punta”, donde convergen los ríos Chama y Albarregas frente a la población de Ejido, por tal situación o fenómeno natural de su relieve se adoptó esta característica para denominar en lo sucesivo a ésta población. Tal denominativo aparece desde que se funda o traslada la segunda Mérida.

Por lo tanto, El nombre de la Punta perduro en el tiempo hasta 1808 de acuerdo a documento de los libros del gobierno de ésta parroquia, que se encuentran en el Archivo Arquidiocesano de Mérida, y según el cual el párroco Hermilio de los Reyes Monzón dice: “Ella en su mayor parte es una segregación de la vecina parroquia Santa Cruz del Llano, fue erigida en parroquia eclesiástica en 1808 por el ilustrísimo Sr. Hernández Milanes, quién como español, le dio como Patrono al Apóstol Santiago…”

En este orden de ideas y según referencia anterior, para el año 1885, con la nueva Ley de División Política Territorial del Estado Mérida, la extensión de la parroquia Juan Rodríguez Suárez comprendía Los Curos, Pedregosa y Humboldt, es así, que para cualquier trámite a realizar se tenía que recurrir a instancia civiles y religiosas en el pueblos de Santiago de La Punta, pero debido al crecimiento demográfico de la misma, las antiguas autoridades gubernamentales del Estado Mérida, se vieron en la necesidad de desligar o transformar en parroquia las otras comunidades que antes pertenecieron a Santiago de La Punta, todo ello para lograr un mejor desenvolvimiento en lo civil, jurídico y religioso.

De tal manera que, desde hace unas cuantas décadas esta parroquia quedó unida al casco urbano de Mérida, pues la ciudad creció demasiado, ocupando espacios planos para desarrollar nuevas urbanizaciones de clase media, hacia la parte baja de la meseta.

Por lo tanto esta parroquia, a pesar de encontrarse a tan sólo 8 kilómetros de Mérida, conserva su identidad propia, de acendrada vocación religiosa, y costumbres sociales y culturales bastantes arraigadas.

En tal sentido, hasta hace 30 años el poblado se reducía a unas pocas casas arrebujadas alrededor de la iglesia, que dormía su siesta colonial, circundado por los bucólicos cañamelares, trapiches y casonas de haciendas, que han ido desapareciendo en forma acelerada para dar paso a los nuevos desarrollos urbanísticos.

Por lo que en el pasado, las actividades económicas que destacaban en esta comunidad fueron la explotación de la caña de azúcar, café y la ganadería se daba en menor escala. La elevada producción de azúcar fue un factor que influyó en la creación de una procesadora de azúcar, denominada La Central Azucarera de Los Andes (C.A.L.A.) que comenzó a funcionar a finales de 1950 y cesó en sus funciones cerca del año 1964, debiéndose su cierre a varios factores; uno de ellos fue el alto precio de la panela y el crecimiento demográfico y urbanístico de la zona, ya que los terrenos donde se sembraba la caña fueron vendidos, dando origen a varias urbanizaciones (Carrizal, La Mara, Alto Chama, entre otras).

Bajo este contexto, La Parroquia respira una atmósfera acogedora, de típico poblado andino, de dimensiones humanas. La sencillez de sus construcciones y el modo de vivir de sus habitantes, quienes ocupan este pequeño espacio llevando un estilo de vida lento y sosegado al margen del ajetreo nos hacen olvidar el ruido y la velocidad de las avenidas que la circundan. La gente se amaña mucho en este lugar, se oye decir a sus habitantes.


De manera que hoy día, la Parroquia se puede considerar que es un dormitorio de Mérida, por la gran cantidad de construcciones que se han desarrollado en sus tierras, tanto de urbanizaciones de quintas como de complejos habitacionales de varios pisos, así como de centros comerciales. Realmente su casco antiguo urbano es de dos calles una de entrada y otra de salida.

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